cuento de septiembre 2020

 

MANDARINAS

 

de Ana María Caro

 

 

Ilustración de Ana María Caro

Los niños jugaban a quitar cada uno de los
pelitos blancos de los gajos de las mandarinas, intentando adivinar qué figura
se formaría al dejarlos caer sobre las frescas baldosas. Las mandarinas
quedaban olvidadas a su lado, porque las historias que surgían del suelo eran
mucho más interesantes. 

Las hormigas, azuzadas por el calor de la
hora de la siesta, recogían la fruta, felices y en silencio. Poco a poco iban
ganando terreno. Al final terminaron jugando a adivinar qué figura se formaría
con los restos de los niños, cuando terminaran de quitar cada
uno de los pelitos de diferentes colores de
las superficies de sus cuerpos.


ANA MARÍA CARO

Cuento cuentos porque crecí con ellos, no en
balde mi abuelo los escribía, y muy bien por demás. Un día me puse y resultó
que no se me daba mal inventarlos, así que seguí su saga. 

Otro día un personaje me pidió un cuerpo, y
entonces se lo hice de fieltro y telas viejas. Y como personaje y yo quedamos
felices con el resultado, cogí un pincel y le hice un retrato. Desde
entonces creo y cuento y doy cuerpo y cara a ratones y gusanos y camaleones y
esqueletos… y a hormigas. Muchas hormigas. Como las de esta pequeña
historia. 

Si quieres saber más de ella entra en su web

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